24/2/08

QUINCE PUÑALADAS

Siempre supo que era una reina. Toda la vida lo escuchó de sus padres, amigos y amantes. Cierto día una voz interna la llamó “Mi reina” y no pudo más. Arrojó sobre la mesa los trozos de cebolla a medio picar y se dirigió al sofá, donde su marido aún reposaba la merluza del día anterior, observó su prominente abdomen y omitiendo toda culpa le clavó quince puñaladas. Al observar el cuerpo tasajeado de aquel bellaco, Beatriz pudo suspirar como nunca en diez años, y lo hizo tantas veces que el esfuerzo la mareo. De inmediato escuchó las voces de ayuda.

–¡Mi Reina!, ¿qué le sucede?, ¿se siente bien?
–¿En qué le puedo servir, Mi Reina?
–¿Quiere un vaso con agua, Mi Reina?
–¿Si quiere llamo al doctor, Mi Reina?

Una decena de voces se escuchaba al unísono y todas ofrecían su ayuda. Un poco más confortada pero con gran molestia, Beatriz lanzó un par de insultos y reclamó silencio. Pero en ese último esfuerzo por ser escuchada se desvaneció.

–Sí Reina Mía, como usted diga.
–Así será, Mi Reina.

Beatriz despertó una hora después. Un poco aturdida, pero tratando de guardar la pose, ordenó el baño y un masaje con esencias. Para tranquilizarse aún más salió a caminar por los pasillos del castillo, pero en ese recorrido se percató que éste no era un lugar digno para ella, así que ordenó a la corte real planear la construcción de un castillo más grande e imponente. Los arquitectos reales tardaron unas semanas en concluir el diseño y los planos de la fortaleza que al final llamarían Palacio Cantaluz. De inmediato un millar de súbditos iniciaron la construcción, se colocó más de mil frisos de mármol, aldabas reforzadas en las puertas, dos puentes levadizos con madera de cedro, domos de estilo gótico y un foso con anfibios exóticos. El palacio se concluyó cinco años después. Aquel día, Beatriz organizó una gran fiesta con viandas, trovadores y tapetes estilo medieval.

Ahora sólo faltaba un pequeño detalle, encontrar a un príncipe consorte lleno de virtudes. Entre sueños lo concibió, tenía mirada anglosajona y brazos de guerrero, en apariencia era un fiel caballero que provenía de las llanuras, y sin más juró lealtad con la mano pegada al pecho. Un mes más tarde se casaron.

Durante el primer año de matrimonio todo fue miel sobre hojuelas, hasta que una tarde de verano Beatriz descubrió a su rey con la cara bajo la saya de una cortesana. Sus ojos lo vieron todo, pero no sintió decepción ni dolor, todo parecía un déjà vu, cierta película vieja antes vivida o una cita a la que no podía faltar.

Al caer la noche, Beatriz se acercó a su esposo y lo encontró menos dispuesto que de costumbre. Así que lo tomó sobre el tálamo y se apropió de él hasta los huesos, lo consumió con las yemas de los dedos y le hizo embriagarse con escocés. El rey se dejó llevar hasta caer desvanecido, sin imaginar que a la mañana siguiente recibiría quince puñaladas en la espalda.

Ahora Beatriz ha mutado en una diosa que habita un Castillo de Aire y Arena, mientras espera a que llegue el inmortal que cumpla sus caprichos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hello. This post is likeable, and your blog is very interesting, congratulations :-). I will add in my blogroll =). If possible gives a last there on my blog, it is about the TV de LCD, I hope you enjoy. The address is http://tv-lcd.blogspot.com. A hug.